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El mercado actual de la energía fotovoltáica está dominado por una tipología de plantas en las que existen equipos de medida no específicos, como los inversores, que en muy buena parte de los casos no son siquiera consultados de manera rutinaria. Un caso muy común es también aquel en el que se ha instalado un sistema de agrupamiento de medidas de los inversores (medidas por otra parte de una utilidad escasa para realizar una correcta gestión del mantenimiento y reparaciones de una planta) de manera que el cliente puede consultar en tiempo real la producción instantánea e histórica registrada en los mismos, así como algún parámetro adicional.
En la práctica, nuestra experiencia nos dice que esa información que se está recopilando, además de ser ciertamente poco útil para la prevención, detección y reparación de averías y otras incidencias, en la mayoría de los casos no incorpora un protocolo de consultas, actuaciones ni revisiones que permita sacar al menos cierto partido de ella.
¿Qué significa esto? Pues que probablemente su planta incorpore ciertos elementos de medida muy limitados y que la información que se recopila es usualmente ignorada, cuando no directamente inútil para tomar las decisiones adecuadas para la corrección y prevención de las posibles incidencias detectadas.
Una planta fotovoltáica es una inversión de suficiente envergadura como para adoptar todas aquellas medidas que garanticen una correcta supervisión y gestión de la misma. Para ello, es fundamental conocer no solamente la producción del las cajas de agrupación: es imprescindible medir voltajes, temperaturas, intensidades y otros parámetros a nivel de string, y analizar esta información para saber no solamente que existe una incidencia, sino dónde está exactamente localizada, por qué se ha producido, cómo solucionarla, y cómo evitar que se repita en el futuro.
Estas son las dos caras necesarias para que un servicio de mantenimiento integral sea plenamente satisfactorio: se debe obtener la información, analizarla, tomar medidas correctivas y preventivas, y por último, sacar conclusiones e incorporarlas al protocolo de mantenimiento de la planta.
